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La excelencia personal

Un ser humano de excelencia es aquel que anda en la búsqueda permanente de ser cada día mejor en todos los aspectos de su vida. Una persona que logra adquirir en el día a día el hábito de realizar las cosas con la mayor brillantez posible. Un individuo con una manera de actuar que sobresale, que demuestra en sus acciones cotidianas lo competente y capaz que es para ejecutar con calidad todo lo que emprende.

La excelencia personal es esa fuerza interna que nos impulsa y nos lleva a comportarnos y conducirnos de manera proactiva, dinámica, diligente y sobresaliente. A través de ella, podemos lograr siempre los mejores resultados de nosotros mismos, ya que nadie puede generar credibilidad, confianza y prestigio actuando desde la mediocridad o conformándose con ser uno más del montón.

Indudablemente, cuando logramos obrar desde la excelencia, nuestros principales ámbitos de vida, es decir, el familiar, laboral y social se ven altamente beneficiados, ya que actuamos con la consciencia necesaria para establecer las mejores relaciones con los demás y nos ofrece la posibilidad de ser un ejemplo de superación, crecimiento e influencia para los que nos rodean.

Por ejemplo: si usted ejerce la digna profesión de vendedor, pues bien, desarrolle la capacidad de ser el más preparado, el más educado, el más atento, el más respetuoso, el más amable, el más honesto, el más puntual y el más empático de todos. Es proceder bajo la premisa de querer estar entre los primeros en lo que hace. Así estará proyectando gran profesionalismo y tendrá garantizado el conservar clientes para siempre. Vendedores hay miles, los extraordinarios, muy pocos.

Una vida regida y fundamentada en la excelencia, implica saber servir a los demás con pasión, compromiso y responsabilidad. Es fundirse en una actitud de mejora constante, que conlleva la búsqueda incesante de lo excelso, de lo mejor, de lo inigualable, de lo extra-ordinario. Por tanto, la excelencia no se compagina con la mezquindad, la ineptitud, la ineficiencia, la incompetencia, la piratería, la negligencia, la ignorancia. Igualmente, no sabe de excusas, de culpables, de pretextos y no se negocia.

En definitiva, la excelencia personal es una manera de vivir en la emocionalidad de la ambición sana, constructiva, generadora constante de innovación y creatividad. En otras palabras, se puede considerar como la forma en que un individuo desarrolla gran parte de su potencial creador para lograr intentar lo que sabemos que es imposible, ser perfectos.

En resumen, la excelencia no es una moda, es una vía, un camino, una fuente inagotable de preparación y esfuerzo. Nos sirve de bastión para crecer y evolucionar como seres humanos, ya que nos permite sentirnos dignos, útiles, provechosos y productivos. Por otra parte, contribuye en poder ser reconocidos como profesionales competitivos que marcamos la diferencia y dejamos huellas en nuestro ejercicio laboral.

“La excelencia es una manera de vivir, una actitud mental de querer ser cada vez mejor”

“La excelencia se construye, se edifica, es un modo de vida”

«Hay algo que distingue al ser excelente de todos los demás: su indómita idea de seguir creciendo». Gerson Alfaro Arenivar

Alonso Figueroa

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